Un viaje al interno

Un viaje al interno
Un descenso al corazón

miércoles, 15 de junio de 2016

Un mensaje en la Botella

El odio nunca está justificado. El uso de la violencia jamás es la respuesta adecuada. La historia del hombre, desde sus anales, está salpicada y escalonada de tiempos en que el odio, la envidia, el rencor y la sospecha han alzado la voz más que la razón, y han hecho de la violencia su única dialéctica, conduciendo a la humanidad al ostracismo de la propia existencia.

  El sentimiento de justicia es bueno, es natural y hasta necesario, es normal clamar por lo que que es propio, es lógico "luchar" por lo que es justo, pero ¿qué es lo Justo?

  El hombre a lo largo de su historia ha tratado de alcanzar justicia, y no pocas veces ha confundido la justicia con venganza y revanchismo. La venganza y la revancha, nunca son de justicia, pues la justicia busca, o debería buscar, justificar los actos y corregirlos a fin de enmendarlos, pues, si sólo venga, ajusticiamos, y no justificamos.

  En el afán del hombre por ser siempre y figurar por encima de todas las cosas el hombre se ha olvidado de justificar, creando un sistema que ajusticie a quien piensa diferente a él. Es verdad, hay hechos que no caben en justificación alguna y que merecen de un profundo correctivo sin atenuante alguno, en estos días que vivimos de cada vez mayor incertidumbre, lo vemos más, la violencia campa a sus anchas en un mundo menos justo que nunca, un mundo que se va violentando hasta el punto de ser una suerte de feudo del mal.

  Violencia domestica, hombres que matan a sus mujeres, mujeres que matan a sus hijos, hijos agredidos por sus padres, migrantes que son vendidos y sometidos, niños esclavos, mujeres mutiladas y violadas... agresiones a la fe, a la religión, a las creencias. Agresiones por la condición sexual, violencia por razón de un "estatus"... hemos creado la mal llamada "Sociedad del Bienestar" y resulta que no genera más que un profundo malestar general que va minando poco a poco... lo que debía ser un medio se ha convertido en un fin, y como el hombre es avaro, ha inventado un violento sistema económico que justifica todo, a fin de ajusticiarlo todo y sacar el máximo dando el mínimo... Capitalismo y Comunismo se han dado la mano en su afán de producir riqueza, pero ninguno la reparte, todos se justifican para no hacer justicia y si alzas la voz, te ajustician a tenor de una justicia injustificada que les mantiene a ellos, que nos rompe a nosotros. Es lo que mi madre siempre llamó, la ley del embudo y que, como todo lo que es ley se declara de justicia, todo es justo si es de ley...pero la ley debe estar al servicio de la humanidad y no obligando a la humanidad a ser servidora de una ley.

  Ya el código de Abu Dabi lo dejó escrito y es que nace del hombre y su equivocado concepto de lo justo "ojo por ojo y diente por  diente" y desde entonces, no hemos sabido evolucionar... qué triste concepto de justicia y equidad el que si tú me hieres yo te hiera en lo mismo, porque si de mí fuera, por mi revanchismo, por hacer justicia, te ajusticiaría porque no me nace justificarte, y sin embargo... si hubiéramos evolucionado, si en verdad tuviésemos un atisbo real de lo que es e implica la justicia... yo jamás te atacaría, porque antes de herirte en algo, pararía a ponerme en tu lugar, entendería tu situación, comprendería tu éxito, tendría humildad para acercarme y pedir sin exigir, sin creer que el que seamos diferentes y poseamos distintas cosas y cantidades me hace menor a ti. Entonces tú podrías darme de eso que quiero, o que simplemente necesito, y sería justo, me darías de ti y harías que yo pudiera seguir hacia adelante... pero el hombre pronto olvidó la matriz de la que venía e improntó de injusticia una sociedad injusta que con el pasar de los tiempos se está volviendo cruel y profundamente violenta. La insolencia campa a sus anchas y es violento hasta el lenguaje, se incita al odio en nombre de la paz, como si acabar con todo lo que existe fuera la única solución a la existencia... y mientras el tiempo pasa, el hombre muere, se destruye en una continua explotación donde hasta el amor se ha convertido en una relación laboral, casi mercantil... donde nada dura, donde todo se pasa y se destruye... nada se transforma.

  La humanidad hace mucho que perdió su rumbo, hoy como ayer el miedo y la injusticia gobiernan el barco en que todos vamos a la deriva, y mientras la embarcación se tambalea entre las tempestades todos gritan, todos  opinan, todos agarran el timón pero ninguno lo dirige, todos juzgan que las velas están mal puestas, pero nadie las corrige y mientras el barco se anega de agua en esta sociedad injusta hemos decidido, casi por ley, que es mejor que mueran unos para que se salven otros... sin darnos cuenta de que cada vida cuenta y que para hacer justicia, lo primero que hay que hacer es mirar más allá del propio interés y velar por el barco, porque el barco se hunde y de nada vale que se salven o nos salvemos unos cuantos pues sólo será atrasar la angustia, porque sin un tejido fuerte al que pertenecer, poco hacen los hilos sueltos.

 Sé que desde mi blog poco puedo hacer, me siento como nauta al filo de la proa viendo como se desabarranca la humanidad dando gritos... ¡pero a mí nadie me escucha! Yo solo no puedo, por eso, como quien espera que haya alguien en alguna parte, lanzo mi mensaje en una botella. Ya no trato de salvar la vida, ni siquiera el barco, ya es sólo un mensaje de esperanza para todo el que lo lea y que lo lance al mar... Otra humanidad es posible, la justicia es posible, que la ley sirva a la humanidad sin someterla y no que el hombre sirva a la ley, es posible. Lograr una humanidad mejor es posible, escucharse sin omitirse, dialogar sin descalificar, proponer sin imponer, desterrar la violencia de todo, respetar, mirar fuera de sí para encontrarse uno mismo en el otro y descubrir que todos somos la misma criatura, es posible. Entonces no heriremos al otro, ni nos aprovecharemos de él, ni buscaremos explotar sus capacidades para ganar a su costa...cuando nos miremos cara a cara conscientes de que todos venimos del mismo vientre, que todos somos el mismo barro y que necesitamos del mismo agua para vivir, cuando aceptemos que vamos todos en un solo barco y miremos al mismo futuro con los pies firmes en el mismo presente... cuando el Yo no sea más YO siendo que sea NOSOTROS...

  Si lees este mensaje, si encuentras la botella, ánimo, no todo está perdido, otra humanidad es posible, y otra humanidad empieza en ti, en nosotros.




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