Homenaje a D. Adolfo Suarez. (1932-2014)

   En este mundo en que vivimos se tiende a hacer más caso a las cosas malas que a las buenas, siendo siempre noticia el mal y pocas veces el bien.

   En los días que corren a casi nadie se le escapa la casi firme certeza de que la política y quienes a ella se dedican ha escalado un nivel de decadencia de tipo fragante, pudiendo en pocas ocasiones tener razones para creer o confiar en ellos, quienes, aún a pesar de trabajar para el pueblo, viven a su costa, sumiendo, no pocas veces, en una total desesperanza a aquellos a quienes gobiernan y para quiene trabajan.

  No siempre ha sido así. Gracias a Dios ha habido hombres de profunda convicción que han dado lo mejor de sí mismos, haciendo de sus ambiciones una fuerza de común empuje progresista, leal y pacifico. Hombres que han sabido sacar lo mejor de sí para sacar lo mejor de todos y cada uno de nosotros, hombres, que supieron escuchar hasta el punto de poder obviar sus propios criterios, a fin de alcanzar un consenso común. Hombres, de tal altura humana, que supieron impregnar de humanidad esta politica que ahora parace haberse vuelto más inhumana que nunca, hombres profundamente democráticos, hombres, dispuestos a todo, incluso a aceptar sus límites, errores, enmendarlos, pedir perdón y hasta dejar sus puestos, en el momento adecuado, no aferrandose a una idea de poder más allá del interes común en pos del propio...

   Ayer se nos iba, callado, en silencio, en paz... D. Adolfo Suarez, un Hombre con mayuscula, un Político con criterio, que supo encarnar en sí todo aquello que la democracia exige, en la unidad, la paz y la concordia. Ayer se nos iba quien gobernara España en sus primeros pasos tras la dificil dictadura, se nos iba aquél que logró guiar con paz a todo un pueblo y encaminarlo con bien hacia las urnas. Ayer se nos iba el que fue el primer presidente democrático del actual periodo, el presidente de España, aquél que logró ser el presidente del país que tanto tratan de dividir y que logró unir bajo una sóla bandera, esa que algunos aún tratan de usurpar.

  Gracias por toda tu vida, tu carisma, tu entrega. Gracias, por todo el cariño. Gracias por no perder la fe en tu país y en sus politicos y atreverte a encabezar el cambio. Gracias por recordarnos con tu marcha que aún hoy, ese cambio, es posible.

   Descanse en Paz, Presidente. Gracias por tu legado.