Mientras escalonadas las
horas van vaciando el reloj y la oscuridad se escurre ente las ventanas,
el alma como águila eleva su vuelo... el recuerdo otea desde su
almenara como queriendo avisar de que no olvida... de que trasciende...
que continua.
El tiempo sigue pasando y el cual águila, presa en algún modo, continua su vuelo infinito más allá
de donde la vista llega... y viaja en el espacio y en el tiempo, y
recuerda en su circular vuelo... a veces hace un vuelo en picado y
pronto recupera su altura... y así valora. Toma conciencia de su
alrededor, de todo ese alrededor que, de común, su apresamiento no le
deja entre ver, de todas esas verdades que su corazón le grita más allá
de los muros de su encierro... ¡corazón de aguila! que por altos que
sean los muros, por pesadas que sean las cadenas, te elevas más allá... y
en el batir de tus alas llevas la luz de tus caminos... el invierno
pasó, también la primavera... las flores dieron paso a los frutos... el
calor maduró la tierra que ahora sobrevuelas... y otra vez llegó
septiembre... ese mes marrón, amarillo, ese mes de cambio, de
recolección... ese mes en que se alza el vuelo...
La noche continua su camino, en el
reloj las horas se escapan, como el águila... huida quietud inmovil que
se eleva sobre el mundo. Son tantas las cosas que el águila podría
envidiar, son tantas las que podría echar de menos... cautiva en la
noche quisiera volar... y cautiva vuela en libertad... más allá de la
limitación que sus ya torpes alas le permiten... encontró la paz de su
alma en el vuelo que cada noche le libra de su exilio, y al despertar,
parece más dulce el cautiverio...
¡Corazón de águila! que en tus
plumas llevas el olor de una libertad que posees y que no tienes...
¡corazón de águila! que sabes que volar es más que batir unas alas
heridas, que sabes que el tiempo es mas que polvo que se escapa y la
noche es mas que oscuridad que se desliza... ¡corazón de águila! que
comprendes que no hay herida grande, dolor fuerte, rencor profundo que
pueda anclar tus alas y tus ganas de volar... ¡corazón de águila! que
elevas cada noche y al volar, haces realidad, el proyecto original del
que te vio nacer, ¡ojos de águila! que aprendieron a ver ¡corazón de
águia! que aprendió a querer... ¡alas de águila! que supisteis crecer...
alma alada que vuela sin descanso en las noches de apariencia triste y
llenas de dulzura tu condena... ya proxima a acabar...
Y escalonadas las horas pasan y densa la noche en su oscuridad
se desliza... y en el corazón, el águila, alza el vuelo y el alma se
viste de libertad y recuerda... que a pesar de estar atada, volar es su
destino, y sabe que, a pesar de estar heridas, sus alas son su luz, y
sabe que a pesar de estar cautiva, todo pasará, todo sanará y que
llegado el momento, alzará el vuelo más allá... de su propia libertad...
Y si lo que turba el corazón del águila es la obligación, pensando que, cual futuro escrito, al haber nacido con alas, su deber es volar...
ResponderEliminarsi has leido bien, el corazón del águila se turba ante la idea de su apresamiento. No obstante sabe, que, a pesar de todo, su libertad está más allá de eso que hasta ahora ha conocido, lejos de esa carcel, fuera cual fuere... es la certeza de estar hecha para algo más, lo que le anima a seguir, a pesar de que todo a su al rededor le dice "no pudes, no vales, no eres" el corazón del águila sabe que en su tener alas está su destino, si tienes el don de volarm es para que vueles, si volar te supone un peso, será que no tienes alas, pues no es ese tu destino. no sé si te he sabido responder, espero que sí, cualquier cosa, será un honor.
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