Un viaje al interno

Un viaje al interno
Un descenso al corazón

lunes, 5 de marzo de 2012

Estás bien hecho...

No censures tu dolor, no ocultes tu malestar, no huyas de la dificultad... estás bien hecho... podrás...
  Hoy me volvía a la mente esta frase que con gran acierto me dijo una muy buena amiga mía, una de esas personas que te conocen bien y saben estar siempre presentes en tu vida aún a pesar de no estarlo físicamente, una de esas personas que saben comprender tu corazón y respetar de él cada latido, sabiendo estar al margen, pero siempre atenta y que mirando desde su lejana cercanía, respetando siempre ese espacio de uno consigo mismo, sabiendo cómo y cuando hablar.

   Cuando me dijo aquellas palabras, que tan bien me vinieron, no fui consciente de la profundidad y certeza de cada una de ellas... sólo el tiempo me ha ido mostrando la dureza y a la vez la eficiencia de cada una de ellas... "No censures tu dolor..." extraño consejo. En medio ésta  la “sociedad del bienestar” en que nos han sumido, suena casi a blasfemia hablar del dolor. Solemos apostar más por "al mal tiempo buena cara" sí, pero, cuando el temporal no amaina y parece que no tienes dónde aferrarte ¿Qué buena cara hemos de poner?¿Por qué hemos de censurar ese grito, ese dolor que nos apresa?  Sin embargo fue muy clara, "no censures tu dolor, no ocultes tu malestar"

   Vivimos en un mundo que nos ha enseñado que la vida son dos días y que hemos de vivir al límite, disfrutando de todo aunque eso no nos deje disfrutar de nada. Se nos ha vendido el esteriotipo de lo que se ha ido a llamar "calidad de vida" pero ¿Qué calidad es esa que nos priva de todo cuando más lo necesitamos, que nos priva del poder expresar los más profundos sentimientos cuando estos más nos oprimen? En un mundo donde el dolor, el sufrimiento y la muerte son obviados y hasta "maquillados," donde no se ve ni se quiere mirar el sufrimiento queriendo ignorarlo y donde, a pesar de todo, el horror del dolor humano afloran, sólo hay que ver el telediario, algo falla, tal vez no haya tanta calidad en esa vida fácil que nos han prometido, tal vez no sea ignorarlo la soución. Tal vez la felicidad no está en la facilidad, como prometen... "no censures tu dolor, no ocultes tu malestar, no huyas de la dificultad..." ¡ay! he ahí el gran problema.

  La calidad de vida no es compatible en absoluto con la dificultad, porque la dificultad supone un esfuerzo, el esfuerzo una lucha, la lucha una entrega y eso... supone mucho. Nuestra calidad de vida ha ido más allá de nosotros mismos, todo se ha vuelto cómodo, todo es fácil ¿Cómo no huir de lo difícil? hay tantas cosas que nos ayudan a ello...  El mundo del bienestar avanza en su senda asfaltada de comodidades y ahí va nuestro hombre, nunca da una muestra de dolor, y si la da, rápido se le apremía a censurarla, nunca manifiesta su malestar, nunca afronta nada y cuando algo se pone complicado, busca la vía más rápida, la más fácil... y continúa su camino, sin dar muestra de flaqueza... pero... ¿A qué precio?

  El ser humano debe comprender que su existencia, en gran medida, és gracias a su capacidad de adaptación en cada momento, su capacidad para continuar y a pesar del sufrimiento o del dolor sobreponerse. Sólo el que sabe sufrir, sabe avanzar y vive...  Por más que quiera la sociedad entera negarlo, sufrir, sufrimos todos, del dolor, nadie se escapa, sólo el que sufre, crece, y el que jamás ha sufrido, se vuelve un idiota que no sabrá vivir. La vida, la selección natural, siempre juega por el fuerte, siempre por el que se arriesga a luchar, pero el hombre  se ha creido más que la naturaleza, y ahora la realidad se manifiesta y el hombre comineza a no poder dominar el imperio del bienestar que ha creado. El dolor se salta día a día la censura, el malestar se quita la mascara y el maquillaje y la dificultad se presenta cada día en nuestra puerta... la sociedad del bienestar ha colapsado y ha entrado en crisis, el hombre empieza a no saber dónde ir y nadie parece saber guiarlo, ya no hay líderes capaces, los políticos ha demostrado su ineficiencia e incompetencia y todo lo que antes nos facilitaba la vida, ahora se ha convertido en un peso... y es que, la vida, no es fácil, y no siempre ha de serlo... no quiero con esto decir que deba ser un valle de lagrimas o que se deba buscar a drede el dolor o el sufrimiento, lejos de eso, la vida debe ser vivida en todas sus dimensiones, también en la del dolor, pero con salud, pues la meta del hombre es la felicidad en el amor...
   Con dolor se viene al mundo... y con dolor se sale de él... y sólo el que sabe vivir su dolor, aprendiendo y sobreponiendose, sabrá ser feliz en toda circunstancia...

    Nos han vendido que el dolor y la felicidad no son compatibles, las empresas farmacéuticas y cosmeticas, los grandes laboratorios, nos han atiborrado de medicamentos y que quitan el dolor y atenúan su apariencia, pero que en verdad no acaban con la verdadera causa, sólo la ocultan un breve tiempo, hasta que ésta vuelve a desbordar. Con esto tampoco quiero decir que la medicina y los cosmeticos sean malos, hay que dar a cada cosa su dimensión y su uso, sin abusar. La felicidad es algo más allá, la felicidad no es una sensación pasajera de alegría desbordada que como la espuma del champán se eleva para quedar dispersa y sin uso, la felicidad es más... pero el "bienestar" tiene mucha prisa y no puede parar a ver crecer la flor de la felicidad y se conforma con la floración efímera de la alegría pasajera de un día que el sol abrasa... drogas, alcohol, juego, sexo... todas cosas que pueden ser buenas pero que en esta sociedad del bienestar se han convertido en moneda da cambio abusiva para alcanzar una alegría efímera que no hace mas que ocultar y censurar una verdad que no queremos vivir, pero que es la única verdad que tenemos y de la que debemos aprender a vivir, para salir así fortalecidos.

  Lejos de querer ser pesimista o tremendista, querido lector, te invito a que reflexiones un instante... tras tanto intento, tu dolor ¿se ha ido? tu malestar ¿ya no está? entonces... "no censures tu dolor, no ocultes tu malestar, no huyas de la dificultad, estás bien hecho, podrás" no es cierto que no vayas a poder con la vida, no es verdad que todo esté mal, no es cierto que tú no puedas, es sólo, que aún no te has parado a negociar con aquello de lo que sólo has pretendido huir, pero "estás bien hecho, podrás"... puedes, porque siempre has podido... sólo tú conoces mejor que nadie tu circunstancia, sólo tú puedes sacar el fruto de ella...  como dijo Ernest Renan "los frutos de la adversidad son amargos pero nunca estériles"

  La sociedad del mal llamado bienestar ha fracasado, la economía se resiente, y los valores flaquean... sólo de ti depende que las cosas cambien... nadie, nada, podrá hacer que no te duela, nada ni nadie podrá lograr que sea fácil... pero en ti está el poder de que eso, no te venza, sólo de ti depende que todo, aún siendo igual, sea diferente. Sólo párate un instante a estar contigo mismo, a escuchar a tu corazón, para ser tú mismo... y como reza Joaquín Sabina en una de sus canciones "que no te vendan amor sin espinas, que no te duerman con cuentos de hadas..."

  Es hora de despertar del letargo del bienestar y descubrir que tras el maquillaje y los parches hay un hombre herido que merece ser reconstruido y considerado, una humanidad valiente que merece una oportunidad, una sociedad distinta que merece dar el salto a la plenitud de la verdad, una sociedad que no merece mas promesas, que quiere hechos, y que tiene mucho que decir, mucho por lo que luchar... pero no va a ser fácil, de hecho, no lo es, pero "estás bien hecho, podrás"  





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