El mundo está cambiado, el hombre, está cambiando... ¿no será momento de plantearse que quizá nada de cuanto creemos verdadero, es cierto en realidad?
Los sistemas de gobierno, así como los sistemas económicos, han entrado en su mayoría, por no decir en su totalidad, en la más fragante decadencia, quedando de amplio manifiesto su total ineficacia.
A lo largo de la historia el hombre ha sabido sobreponerse a su circunstancia, llegando siempre más allá, a eso lo hemos llamado evolución. En nuestra sociedad moderna, tan acelerada, hemos llegado a ese punto en que, como dijo Albert Einstein, "Temo el día en que la tecnología sobrepase nuestra humanidad." ¿Hacia dónde se dirige nuestra sociedad?¿Tenemos aún un rumbo o vagamos sin rumbo a mereced de una marea impetuosa?¿Seremos capaces de mantener el barco de nuestra existencia a flote o la tempestad dará al naufragio con todos? Una cosa está clara, sólo quienes logren sobreponerse, sólo los que sepan avanzar y a un mismo tiempo, hacer llegar al resto más lejos, sólo esos, podrán continuar tras el naufragio si llegamos a naufragar... o si es que aún no lo hemos hecho.
Si miramos atrás aún podemos ver nuestro pasado, quiénes somos y de dónde venimos. Somos hijos de nuestro pasado colectivo, resultado de grandes civilizaciones, civilizaciones que surgieron, se impusieron, destacaron y se suplantaron. De hombres que supieron hacer llegar sus hazañas más allá de sus propias personas, e hicieron de sus gestas, las de un pueblo. Pueblos que supieron sobreponerse, imperios que rigieron la tierra, imperios que la tierra terminó por sepultar... Egipto, Mesopotamia, Persia... Grecia, Roma o los pueblos precolombinos son sólo ejemplos de cómo el hombre ha siempre alcanzado un clímax en su existencia tras el cual, ha dado paso a una decadencia que ha terminado por dejar en la noche del olvido todos los méritos... a más sabemos de nosotros mismos, de nuestro pasado, más dudas nos surgen... a más comprendemos cómo lo hicieron aquellos que nos precedieron, mejor comprendemos cómo lo hemos de hacer nosotros... así pues si el hombre siempre ha sabido superponerse, si podemos, por los vestigios, afirmar que, para su tiempo, nuestros antepasados disponían de un ingenio e ingeniería muy superior a cuanto cabría esperar, ¿Cómo es que desapareció todo, aún cuando el hombre continua?
La historia, las civilizaciones, sus ritos, rituales, liturgias y religiones, todo, ha ido cambiando. Lo que ayer era, hoy no es y he aquí el paradigma, lo que hoy es ¿lo es realmente? no será que hemos alcanzado ya el clímax de cuanto creemos cierto y por ello cuanto hemos empleado en seguir a flote no es más que el lastre que nos conduce a lo profundo del océano? Durante siglos el hombre ha luchado por conquistar tierras, por imponer pensamientos, ideologías e incluso, en un acto de exacerbación absurda, han luchado a muerte en nombre divino. En nombre de la guerra hemos desarrollado nuestra tecnología... tal vez hemos pagado un precio muy alto por esta sociedad... que tal vez ya ha llegado a su final... por no poder devolver el grave coste de su éxito.
Cada sociedad comienza por el hombre... para el hombre e irónicamente, la sociedad, termina por acabar con el hombre, por el propio hombre. Cuando el hombre, cuando el ser, cuando el "nosotros" como ente social deja de ser el centro y empieza a primar el yo, cuando el hombre ya no vale por ser sino por cuanto genera, cuando ya todo parece estar construido y sólo podemos sentarnos a devorar cuanto hemos creado, hemos llegado irremediablemente al comienzo decadente del fin. cuando ya nadie quiere esforzarse, es como cuando un corazón se agota y deja de latir, sólo cabe esperar que sobrevenga la muerte.
Hemos supeditado todo cuanto somos a aquello que únicamente conocemos porque hasta ahora, así nos ha ido bien, para ello hemos puesto toda nuestra vida en juego y no obstante, todo esto que tenemos fuertemente asido como cierto, se desmorona, quedando sólo un fantasma de algo que no existe... sombreado por un ayer que ya no está... e impidiendo conseguir un futuro que supone un esfuerzo pero que tenemos que construir ahora. ¿No será que ha llegado ya el momento de cortar la cuerda que nos ata a esta vida, ese pensamiento de que sólo esa cuerda es la única autentica salvación, y caer al vacío de la existencia?¿No es quizá momento de negar de cierto todo lo que hasta ahora hemos conocido como verdadero y atrevernos a experimentar sobre si otra verdad es posible?¿No será tal vez ahora momento de volver el hombre al hombre, y confiriéndole nuevamente la dignidad que por el hecho de ser le pertenece, vivir y trabajar por y para el hombre y no a su costa? La sociedad, la humanidad, la formamos todos, si el barco se va a pique, todos nos hundimos, y si uno solo cae al agua, todos debemos ir a su rescate.
Es quizá el momento de comprender que no es la economía, el dinero, ni la política, ni la religión, ni el estado lo que salva al hombre... el hombre se salva cuando recuerda y reconocer quién es... y empieza a construir un futuro en su presente, sin olvidar su pasado, pero sin dejar que el fantasma de este le frene. Es el momento de soltar el lastre de cuantas cosas ya hemos emprendido en pos de seguir sujetos a la delgada cuerda de esta vieja sociedad donde el hombre no vale por quien es, sino por cuanto de él pueda sacar. Debemos devolver al hombre su dignidad óntica original y hacerle el centro de todo nuestro esfuerzo, el futuro no está en manos del hombre, el futuro está en el hombre.
La tierra está cambiando, el hombre, está cambiando, el viento que empuja nuestras velas cambia... y el timón que nos dirige ya no cumple su misión... es hora de cambiar el rumbo, es hora de arriar las velas, y remar juntos en dirección a un mismo puerto... y es que, como dijo S. Juan de la Cruz, para ir a donde no sabes, has de caminar, por donde no sabes... bien, somos una sociedad que ya no sabe a dónde ir... por ello es momento de soltar todo cuando de cierto creemos y tenemos, y atreverse a caminar a donde no sabemos, por donde no sabemos.
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