Un viaje al interno

Un viaje al interno
Un descenso al corazón

jueves, 14 de junio de 2012

IN ETERMUN

  En el principio... al final...
  Todo empieza y todo acaba, todo tiene su principio y su fin, al menos, todo lo que conocemos, o al menos, todo lo que como tal vivimos...
   El amor, el corazón, la esencia de la vida, ¿dónde empiezan?¿dónde acaban? ¿no son acaso frutos infitinos que vienen del Eterno y que engarzados en nosotros nos propulsan a un más allá conocido pero oculto que nos proyecta a la eternidad y en la eternidad misma? suena extraño y tal vez hasta es difícil de explicar... hablar de lo eterno no es fácil, en tanto en cuanto que nosotros somos limitados para entender aquello que se sale del tiempo. Somos seres atados al espacio y al tiempo, pero llamados a vivir más allá de lo meramente conocido... De esa dimensión eterna recibimos ciertos reflejos, el amor, es el más claro y puro de ellos... el amor no nace, está, se desarrolla pero no muere, sigue estando... por amor somos, y de amor vivimos, el amor nos llena y nos lleva y por amor, podemos hasta lo imposible, tal vez, hasta lo eterno...

  El corazón, cuando ama, anda dos caminos, pero muchos de nosotros hemos olvidado cómo andar el primero, y directamente nos volcamos hacia el segundo... pero a más sepamos y conozcamos el primer camino, el del primer amor, mejor sabremos anadar, o desandar, el emprendido en segundo lugar.
  Varias veces en mi blog he dicho que el corazón es un castillo, el palacio del alma... otras veces lo comparo a una casa algo ruinosa, con un jardín destartalado que hay que cuidar... muchas veces esperamos que sean otros los que lleguen de lejos y restauren el sitio... y si no vemos que lleguen, andamos nosotros a su busca y, desesperados, coronamos como rey de nuestras almas al primero que al pasar, parezca ser digno de semejante trono... el problema es, que al final, ni el trono es suyo, ni el castillo le gusta, es más, muchas veces, ese a quien hemos colocado como rey y señor de nuestras tierras, ese amor al que hemos colocado en un lugar que no le corresponde, iba, al igual que nosotros, en busca de a quien coronar... por lo que cuando llega está demasiado cansado como para ponerse a arreglar el destartalado corazón, y lejos de cuidarlo con amor, no hace más que poner pegas... pues, en efecto, no es lo que quería...

  Lejos de caer una y mil veces en este error, me puse a recapacitar el otro día... descubrí la eternidad del corazón y lo infinito del amor, que, lejos de terminar cuando el "amor" acaba, continua, y florece y germina, una y mil veces. Infinito que, lejos de morir cuando el verdadero amado muere, vive aún para alabar, e incluso, para seguir amando, y es que el amor crece, se multiplica, es infinito y crece a mas se da, y se fortalece cuanto mas se manifiesta, no tiene medida, es, infinito...

   Para llegar a esto es preciso hacer, como digo, dos caminos, primero uno, luego, el otro, e incluso, llegado cierto momento, andar ambos a la vez... porque, una vez el ser se libera de la atadura finita del cuerpo en el alama del corazón, es capaz de ir y hacer más allá del tiempo y del espacio...

 El primer camino es aquel que nos lleva desde nosotros a nosotros mismos, pero pasando y dando algo en los demás. Un camino que nos permite ser verdaderos reyes de nuestras vidas, de forma que no entreguemos el reino a quien no corresponde, si no que, sabedores de ser reyes de un puesto fuerte, sepamos defender nuestro reino, pero compartirlo con quien sea de nuestro agrado, sin dejar que éste, coreinante con nosotros, este amor consorte, pueda, en caso de llegar a intentar, debastar nuestra hermosa tierra... para ello, como digom debemos caminar este camino, nuestro solo, donde nadie puede entrar y que nadie puede ver... hasta que, en medio de este camino, nazca la bifurcación que nos permita elegir... será importante en este punto saber distinguir y apreciar, sin miedo a tener que volver a desandar los pasos y aprendiendo los signos que nos indican qué camino hemos de tomar... y con el tiempo aprender a andar ese doble camino, el propio y el emprendido, sabiendo cuidar de las lindes de ambos...

 A lo largo de la vida serán muchos los caminos que veamos, y deberán ser pocos los que acometamos, pero siempre, siempre, siempre, siempre, hagamos lo que hagamos, hagamoslo, partiendo de nuestro corazón, y teniendo presente querer volver a él, mirando el corazón del otro, y queriendo hacer, por el otro corazón, lo que por el propio...

    El amor, el corazón, la vida, la esencia, el ser, la compañia.... todo, hagamoslo sabiendo que es "in eternum" y que todo cuanto hagamos es eso, eterno, y que en la eternidad queda escrito, para bien, o para mal, y que, aquello que dejemos de hacer, para bien, o para mal, todo es "in eternum" que si bien es cierto que el cuerpo dipone de un breve tiempo de existencia... al final, el ser, el hombre, el alma, bañada de amor... es y será, IN ETERMUN.

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