En el camino hacía el interno no todo es iluminación, a veces no todo son bonitas palabras y elocuentes reflexiones. En ocasiones el manantial del que se nutre nuesta alma parece secarse y la aridez viste de ocre lo que en otro tiempo, no hace mucho, vestía el verde manto del nutrido mundo interior... claro, que no todo es lo que parece, así como no es oro todo lo que reluce, y a veces, tras el manto verde, en medio del vergel, el manantial, no es, lo que ha de ser, sino que, lejos de ser tal, no es mas que el escape de un conducto, de un torrende subterraneo que, aún apesar de pasar por nuestro terreno... no nos pertenece... Cierto es, cómo negarlo, que esas aguas que entonces nos nutrian fueron bienvenidas y hasta bien utilizadas... pero... no nos pertenecian... otros regadios serán su meta... entonces ¿ahora qué? ¿qué debemos hacer ahora, si el agua de que disponiamos ya no está... si ni tan siquiera era nuestra?
Pensamos contentos entonces que nuestra fatiga había acabado, que por fin podriamos sentarnos a esperar los frutos que bajo la árida tierra de apariencia esteril habíamos plantado hace tanto... pero no fue así... otro golpe, otro espanto... ahora quizá hasta peor, por fin veiamos flores en nuestro campo y ahora... el querido sol, impasible, como airado, quema todo... y del huerto regado no queda más que seco y polvoriento campo...otra vez a empezar... otra vez, a ir buscando, el verdadero manantial, que nos nutra y dé cuidados... pero ¡ay! calamidad, que la hierva se ha secado... con mil ojos hay que ir... el incendio está acechando...
En la vida, como en un jardín... del agua precisamos, el corazón precisa amor, verdad, entrega... una veces el agua viene como en forma de lluvia, y pensamos que ya está, que con eso nos bastamos, pero poco ha de faltar para ver que en ello erramos... otras veces sin saberlo, como si de lo pronfundo manase extraño, la tierra se empapa... quizá no son mas que pequeños estados, recuerdos, momento... que al final, son momentaneos... otras veces, vease, es agua que no nos toca la que vemos y tocamos... pero ya dice el refrán, como siempre acertado, que agua que no has de beber, dejala correr... y al final, tampoco con esta nos quedamos ¿qué hemos pues de hacer? descender, sguir cavando... con esfuerzo y constancia... al final hemos de aprender que no nos sirven otras aguas, sino a quellas que ya están dentro de nuestras almas... y que sólo cada cual, puede hacer ver la luz... como quien cava un pozo... o quien busca un manantial... ahí está, siempre lo ha estado... poco a poco ese acuifero se ha llenado... de lluvias, tormentas fugas... de nieves, heladas... empaparon nuestra tierra y ahí quedaron, ahora toca ahondar profundo y sacarlas...
El jardin es al corazón, el agua a la experiencia, el pozo es el trabajo, si trabajas el corazón, si cabas en el hondo, si aprendes y aceptas la experiencia... si eres fiel a tu jardín... volverá a florecer... y verás su único fruto... dulce cual panal de miel... aun que las abejas piquen
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