Me preguntaban hace algún tiempo, a modo de reflexión quizá ¿Es otra sociedad posible?¿Puede y debe la humanidad parar un momento y valorar su realidad y estructura, acerca de sus valores, en pos de reafirmar y concretizas una nueva escala de valores que suplan los hasta ahora tenidos por valores y que se encuentran en estado de crisis? es quizá esta falta u omisión de valores la responsable última de la situación de crisis a nivel socioeconómico y quizá también hasta político. Durante siglos y a lo largo de la historia el hombre y su sociedad han ido variando y cambiando, alternando en muchos casos, épocas de mayor o menor laxitud en los valores que giren o estructuran su moral y por tanto su vida social. Podríamos decir, por poner un ejemplo, que los valores son, a la sociedad, como el esqueleto a los mamíferos, una estructura básica, que, viéndose debilitada tiende a ceder ante cualquier mínimo golpe.
Reflexionaba entonces sobre esta pregunta, sería o no posible una nueva escalas de valores que dotasen a la humanidad entera de una estructura firme en la que apoyarse y que dotase al hombre de la fortaleza capaz de sacarle del caos en que, con su propia apatía y comodidad, había caído. Dado que la pregunta atañía, no sólo a mí como persona, sino a todo mi entorno como sociedad, fui preguntando e indagando en el pensamiento colectivo acerca de esta afirmación, descubriendo que si bien, no todo el mundo lo veía como necesario, sí que todos coincidían en que sería útil y fructífero, leí de alguien, en una publicación que por desgracia no recuerdo, una frase que me pareció de gran lucidez, decía algo así como que, los abuelos, trabajan la tierra, los hijos, continúan con esa labor manteniendo el trabajo recibido y que por último los nietos, comían el fruto de ese trabajo, pero no lo trabajaban, sino que heredaban unos frutos que ni sembraron, ni cosecharon. No es tanto una frase hecha como un claro ejemplo de la realidad, si echamos la vista atrás y pensamos en los romanos vemos el hecho claro del citado ejemplo, los primeros romanos fueron pioneros y de un puñado de moradores etruscos fundaron la que con el tiempo, y a base de esfuerzos, sería una de las mayores civilizaciones antiguas y uno de los imperios más importantes de la historia.
¿Era pues posible otra sociedad? posible no lo sé, necesario sí ¿Era por tanto necesario reforzar y reafirmar una nueva carta magna de valores para una nueva sociedad? ¿Hemos, tal vez llegado, al punto en que se acabó la herencia y toca trabajar de nuevo lo que, otra vez, no tenemos? Está claro que la sociedad tal cual la hemos conocido hasta ahora ya no existe, en un breve lapso de tiempo, apenas unas décadas, lo impensable se ha hecho posible y lo arcano se ha trasformado casi en cotidiano. Lo sagrado se ha banalizado y de lo intimo se ha hecho un acto público. El valor de las cosas se ha devaluado y el aprecio que antes se tenía a lo reglado o disciplinado ahora es un odio malsano en que todos pretenden ser el líder pero nadie quiere obedecer. Hemos pasado del NOSOTROS y por tanto TÚ, como sociedad al YO sin VOSOTROS, de ser una sociedad plural, a ser una generalización de pluralidades únicas y encerradas en sí mismas. El amor, el respeto, la educación, la disciplina, la intensidad de vida e incluso la justa austeridad, se ha desbordado por el todo vale, la frivolidad, el desorden, la apatía y el derroche, en una sociedad hueca donde la única salida es el consumismo y el zapping. Parados por completo y ajenos al resto, parado cada cual en nuestra propia baldosa hemos ido dejando de lado lo verdaderamente importante, buscando las mas variopintas razones de lucha para sentir que aún vivimos,
pero a pocos se les ha ocurrido luchar por el otro por el mero hecho de ser quien es, fueran cual fueran sus circunstancias y así cada cual buscando su camino en esa vaciedad de consumismo y zapping todos buscamos el propio beneficio sin importar quien sucumbiera al lado, y desde el mas pequeño al mas grande hemos buscado el tener más, para poder gastar más, para poder seguir ganando...
¿Es pues posible un cambio? debe serlo, nuestra propia existencia depende de ello, debemos volver la vista atrás y volver a comprender de dónde venimos, para poder saber, a dónde vamos y cómo queremos ir, valorar lo que recibimos y cómo lo queremos hacer llegar a quienes nos suceden, comprender que para seguir un rumbo, hay que saber orientar las velas, o el barco, nunca avanzará. Tal vez debamos pues pensar cuales son nuestras velas, qué motivaciones nos llevan a vivir, darle al dinero el valor que tiene y al amor el puesto que le corresponde, volviendo a hacer de la sociedad una sociedad plural donde prime el NOSOTROS en lugar del YO, donde ante mí no esté yo mismo sino TÚ, donde prime un pensamiento autocrítico veraz donde la libertad no sea una utopia impuesta sino una verdad libre regida por el respeto mutuo.
Si mucho hemos avanzado, mucho debemos exigirnos, si mucho hemos hecho, más aún debemos saber mantenerlo, si hemos llegado hasta aquí, debemos poder adaptar nuestra existencia a las exigencias reales de los vientos que soplan, para poder seguir a flote cuando pase la tempestad... pero si nadie está dispuesto a dejarse, empezando por quienes deber predicar con el ejemplo, nadie avanzará... la tempestad es fuerte, muchos habrá que naufraguen en el camino y otros que cesarán en su travesía, pero otro mundo es posible, y el cambio empieza en uno mismo... una gota de agua, por si sola, no hiere la piedra, pero un goteo constante, termina por gastarla...
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