Un viaje al interno

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Un descenso al corazón

viernes, 2 de noviembre de 2012

De la libertad y el compromiso



   El hecho de la libertad es sin duda, en sí mismo, de una complejidad asombrosa. Entendemos por libertad, en la mayoría de los casos, la ausencia de esclavitud, y hablamos de seres libres como de aquellos que tienen la facultad de no estar presos... visto así todos somos libres, y no obstante, todos somos presioneros, a veces, hasta llegamos a la condición de esclavos. Cierto es que si leemos en el Diccionario de la Real Academía de la Lengua Española, encontramos, como primera definición a la libertad lo siguiente:

       Facultad natural que tiene el hombre de obrar de una manera o de otra, y de no obrar, por lo que es responsable de sus actos.




    Facultad natural, es decir, inherente y por tanto, propia del hombre como ser humano, por lo que entendemos y asumimos que el hombre, el ser humano, desde su más remota existencia, es y debe ser libre. Durante siglos, y de diversos modos, los seres humanos nos hemos esclavizado unos a otros, encerrado, encarcelado, atado en diversidad de formas y condiciones. Aún en nuestros días, o quizá en nuestros días más que nunca, el hombre, este ser libre y poseedor de esta facultad, se encuentra más atado y esclavo y por tanto menos libre que nunca. El hombre ha confundido su libertad con algo que se le quiere parecer pero que no llega a ser libertad. En un mundo relativista, muchos son los que, de forma casi categórica, niegan o dudan, de la existencia de esto que conocemos como libertad, viendo en ello el atisvo de una utopía jamás alcanzada, un sueño creado por el hombre pero inalcanzable. En este punto me permito el lujo de reflexionar acerca de esto, parar un instante en nuestra libertad y preguntarnos ¿qué es mi libertad?¿dónde está?¿qué cosas son las que no me dejan ser libre?¿cuales las que me atan? a veces esclarecer estas cuestiones nos premite ver una perspectiva de nuestra existencia quizá hasta entonces por completo ignoradas, tal vez, parando sobre estos puntos, descubramos, no sin asombro, que muchas de las cosas emprendidas en nuestra vida, nos prometieron libertad, y ahora son una dura pesa que nos impide volar. Sobre este punto no son pocos los que se plantean, pero quizá sí muchos los que se pierden, muchos no conciven o no acpetan que ello les reste libertad, y otros muchos, como ya hemos dicho, directamente, caen en el error de considerar que, al ser y exisitir nosotros en nuestras circustancias, no somos libres sino que somos fruto de estas, así como de nuestro tiempo, y por tanto, estamos condicionados por una serie de acontencimientos contemporaneos a nosotros, así como a una educación, cultura, sociedad o creencias, llegando alguno incluso a afirmar y defender, en contra de la libertad, la predestinación de cada hombre, que si bien, en cierto modo puede quizá darse, no es en sí sin darse desde el hecho de la libertad de cada uno para elegir o apartarse de esa supuesta predestinación.

   Así pues muchas son las cosas que atan al hombre, unas, como la explotación, la esclavitud, arrestos, secuestros, etc nos privan en un primer grado de la libertad más inmediata y por tanto la más visible en cuanto al sentido estricto del concepto libertad. Por otro lado otras muchas realidades nos pueden someter, tales como vicios, malos habitos o dependencias de todo tipo, económicas, afectivas, físicas, pscologicas, sociologicas etc, muchas de las cuales pueden conducirnos incluso a la perdida de la salud y con ello, según el grado, de libertad, e incluso, en las más fragantes ocasiones, algunas de estas condiciones, pueden privarnos de nuestra libertad. Cómo no mencionar el gran tirano de nuestro tiempo y que, es sin duda, el responsable del 99% de las "escalvitudes" del mundo, el dinero. Por causa del dinero nos vemos atados y condicinados a realidades socioecómicas que, paulatinamente, nos van esclavizando, y,en el peor de los casos, hasta nos hacen exclavizar. Me refiero a la explotación laboral, el abuso de todo tipo, el tráfico de personas, droga, influencias, los robos... esclavos todos y no libres, dependientes de un equívoco idolo al que hemos dado el poder de ser lo que a nosotros nos correspondia, y es que el hombre no ha de valer en tanto en cuanto posee o genera, sino por ser quien es, por ser humano, por ser hombre y/o mujer, libre y responsable.

  Llegado a este punto, al de la responsabilidad, me permito seguir reflexionando, si leemos bien, la libertad, hemos dicho, es aquella facultad natural... que nos hace responsables de nuestros actos. Tal vez sea aquí donde esté el problema. Hoy en día, nadie, empezando por quienes mandan y gobiernan, no se hacen responsables de nada, la sociedad actual, niños, jovenes y adultos, parecen haber aprendido que, si no soy responsable no soy culpable, si no soy culpable. He aquí el engaño, si eres culpable, no eres responsable, por lo que no eres libre. Si miramos con especial profundidad la afirmación al respecto de la libertad, comprenderemos que sólo es libre el que elige, que sólo es libre el que acepta, el que se compromete. El mundo nos ha vendido la idea equívoca de que el compromiso te coarta la libertad, y así, nadie se compromete con nada, por lo que nadie tiene nada que ofrecer, de modo que nadie tiene la libertad de elegir, sencillamente, todo es así, todo es como está dictado... en este mundo gris, donde hemos preferido que no existan los colores, a tener la libertad de pintarlos como libremente prefiramos. Llegamos así pues a la intolerancia, todo lo que se salga de mi escala de grises no es es verdad, no es bueno y ha de ser omitodo, oculto, o encerrado... y es que no hay mayor pobreza, que la pobreza de no poder elegir, no hay mayor encierro que el que se da en las almas, mentes y corazones de quines, por miedo quizá, cedieron su libertad y su capacidad de compromiso...

 en un mundo en que nadie se compromete con nada, nada llega a ser y todo deja de existir, de ahí que todo sea relativo y en verdad ni uno mismo pueda tener la certeza de su propio existir. La libertad es esa faculta natural que nos hace libres, es decir, capaces, capaces de actuar, o de no hacerlo, pero capaces ante todo, de aceptar y aprender lo que, libremente, hemos emprendido, con la firmeza de quien, libre, se compromete con lo que, libre, ha elegido como propio.

   ´Te invito hoy pues, si es que me estás leyendo con esa facultad de la libertad que compartimos, a que te comprometas hoy mismo contigo mismo para que puedas ser libre, y por tanto, responsable, capaz de exisitir y coexistir, capaz de amar, de ser amado, libre para ser, a pesar de lo que digan, a pesar de lo que hagan los demás, ser, no a costa de nadie, más que de tí mismo y de tu firme compromiso, libre de elegir, de actuar, no actuar, ser o no ser, libre para amar... al fin y al cabo, libre para exisitr y realizarte, libre, para hacer libres, libre para liberar, para librar... libre para ser, quien quiera que seas.

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