Un viaje al interno

Un viaje al interno
Un descenso al corazón

jueves, 16 de agosto de 2012

Como se eleva una melodía

   Se me eleva el alma como un canto mientras quieta pasa la noche... hoy no hay pensamientos, hoy no hay reflexiones, hoy no queda nada... no hay nada, sólo paz... quietud... la vuelta a la rutina diaria pareció abordar por un momento la barca envuelta en un mar en calma con su atronadora y solicita prisa... como queriendo llenarlo todo de una tormentosa exigencia en verdad inexistente... no obstante en el fondo del alma, en el poso de la conciencia, en el lugar en que reside tu más profundo ser aún resonaba las palabras "paz, paz, paz"

   La calma de la noche refleja la paz de un alma que, lejos de despreocuparse del mundo, continua aún hoy interrogándose por ellas, por todas esas personas que vagan errantes en un mundo inquieto... convulso... por todas esas almas sedientas de verdad que se atreven, a pesar de todo, a interrogarse y a proponerse hacer distinta la vida... aún cuando parece que nada cambia... aun cuando parece que el mundo es una masa estéril de gentes sin alma... que se devoran día a día... dejando tras de sí la marca de la más absoluta indiferencia...

  Como las notas de una dulcísina melodía que se elevan en un armónico cántico sobre las cúpulas de un palacio, el del alma... o como el tañer de una campana se eleva más allá por los montes, así el corazón se eleva hacia una cima lejana desde la cual contemplar y comprender cada suspiro, cada latido, cada momento, dulce o amargo, glorioso o triste, de esta humanidad dolida... y como un ave que alza sus alas... el alma quisiera volar... recorrer las distancias del mundo... gritar a cada ser... paz... amor... alegría... igualdad... y calladamente oculta grita misteriosa mientras eleva este canto... que se eleva cada día... y que, baja nuevamente como el agua con la lluvia, aliviando la sed de un mundo... que busca sin saber ni conocer... pero que busca...

   Alma dormida, despierta, desperézate... mira... sólo tú puedes hacer que el desierto en que habitas sea de nuevo un jardín del edén... vuelve... nunca olvides, que de amor fuerte fuiste vestida y por amor fuiste forjada... no dudes que sólo de amor querrás vivir...

  La luna, viste de azul la noche... lo llena todo la soledad... la dulce calma, el sólo misterio... de un alma que vuela... que se eleva llena de paz... y sin olvidar al mundo... sobrepasa el mundo... y sin salir del mundo... va más allá...















  Alma... paz... paz y sólo paz...





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